martes, 29 de marzo de 2016

Ofendidos y gilipollas

Todos conocemos uno, normalmente amigo o familiar... ese que toca los huevos bien tocados y mete el dedo las veces que hagan falta en la llaga, pero cuando se los tocas a él, o amagas con hurgar en la herida ya lo tienes de morros una temporada y se siente ofendido a más no poder contigo, hasta tal punto que te pone entre la espada y la pared y no hay más remedio que pedirle disculpas aunque haya sido la mayor de las gilipolleces la bromita, pero da igual, su herida sangra y es más dolorosa. 
Ni se te ocurra mosquearte tú, porque entonces carecerás de sentido de humor, tendrás poca cuerda y... Serás un picao, te recordará que sus bromas son eso..."bromas" y que él no se ha pasado de la línea que marca ser gracioso con ser gilipollas. 
Yo tengo algún amigo así, espero que lea estas líneas y se sienta reflejado en ellas, quizás se dé cuenta y aprende a meterse la lengua en el culo, o quizás aprenda y sepa aguantar las hostias que le den a él también...o seguramente se quede en el mismo punto y al día siguiente meta el purgar, el puño o el brazo en la herida, pero ojo, sin ofenderse que es una broma.

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